Fría indiferencia.

Sentimientos doloridos pintados en papel, olvidados y tirados de nuevo en cada amanecer. Tiene dolor y no lo puede dejar fluir, escribe como puede, vive como le dejan, tiene tanto miedo, porque está atado a sus cadenas, grita pero en silencio, llora porque tiene miedo, tan débil como un cristal y tan de acero como el que más.

Dijeron que el ser humano era libre, y se equivocaron, se ató a si mismo tan fuerte, que anda dolorido sobre sus propios pasos. Caído de nuevo en la espiral del consumismo, avanza y no puede, no quiere, no siente….

La tecnología nos dio vida, y nos quitó la misma, creó robots capaz de expresar sentimientos que no sentía ya ni el corazón, todo se resumía a lo bonito de decir cuando la querías, y nadie lo sentía, solo eran apariencias publicadas en una pantalla fría, sin nada más que un poco de comprensión ajena. Gran invento este que nos envenena con falsas ilusiones que no llenan.

¿Dime quien te cura las heridas? ¿Quién te abriga? ¿Sera tu ordenador, o la pantalla que tocas con tanto fervor?

Nos consume en nuestro interior, nuestra pequeña alma quiere salir. Déjala correr, vivir, fluir… Ama, corre, libre y vuela, que no hay nada que tu imaginación no crea… Pues si se trata de creer, soltaré las cadenas que atan mis pies, romperé mi castigo y andaré contigo hacia un abismo. Tirémonos sin miedo, si quieres, quiere. Si naces… muere, pero se libre,  porque si duele es porque los has vivido.

Quiero que me cuiden personas de carne y hueso, vivir por ellos.

Amar sin definiciones, ni adjetivos, hacerlo indescriptible porque es así como uno se siente vivo.