Quiero mandarte esta postal. No sé si esta cámara pueda grabar todo lo hermoso de esta luz, del atardecer, del Avila por la subida de Gamboa, en Caracas. Este ha sido mi lugar para rezar, para reencontrarme con el país de los sanos. Déjame y te explico. Desde febrero que me diagnosticaron empecé a pertenecer al mundo de los enfermos.
Al principio me costó aceptarlo. Todo este país me parecía odioso. Llegué enfurruñada a la primera quimio. No me sentía identificada con nadie. Este no era mi lugar, era como si me hubieran dado el boleto de otro.
Y ahora me encuentro de regreso. Me siento cómoda, me siento feliz, aunque a veces el país de los sanos me parece despiadado, al no reconocerme, de repente encontrar personas que no me extrañaron.
Sobre todo me cuesta reencontrarme con mi casa, ubicarme en mi barrio, encontrar mi sitio en la familia, volver a ser mamá, ponerme una fecha de regreso a mi trabajo. Pero bueno, después te cuento más.
Hasta aquí te dejo mi postal, no sé si puedas ver ahí, a lo lejos, la ciudad, Caracas, en un murmullo,
Chao, Besos.
Dedicado a Susan Sontag
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