Querido Carlos: los primeros fantasmas fueron casi amigables, algunos incluso nos dieron instrucciones para calentar la casa en el invierno, pero a Regina le dió por jugar a la ouija con sus nuevos amigos y ahora han muerto uno por uno de las formas más violentas e inverosímiles. Tu tío Fernando está decidido a detener la maldad a base de conjuros y exorcismos mixtos, pero si el objetivo no se logra, situación que tendrá como desenlace inevitable la muerte de los miembros de la familia en ésta casa de espantos.

Mi última voluntad es que jamás permitas que la perra de tu prima Elizabeth se quede con el convertible gris resguardado desde hace años en la casa de Palm Beach, California.

Espero te esté yendo de maravilla en la residencia de medicina en el Hospital Northwestern Memorial en Chicago.

Saludos desde Barcelona, tu madre Renata.

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