Sudáfrica, julio de 1899:
Querido hermano ¡lo encontré!
Estoy muy contento de comentarte que finalmente encontré lo que estaba buscando. No fue difícil, digamos que casi estaba esperando a que yo lo descubriera.
Al entrar a la vieja mansión fui directo a las escaleras, donde está el pequeño santuario. Retiré los relicarios y con un gran martillo destrocé la pared. ¡Estaba justo donde había dicho el viejo! La caja estaba abierta pero en su interior contenía todo lo que nos dijo. ¡Doscientas mil libras perfectamente empaquetas en muchos billetes!
La razón por la que me he demorado más de lo previsto es debido a lo que te comentaba, la encontré finalmente.
Te caerá bien tu nueva cuñada, es muy simpática y muy hermosa.
Ah, y sobre las libras. Bueno, digamos que los billetes no aguantaron muy bien el paso del tiempo, en cuanto los sujeté estos se convirtieron en polvo. Algunos sobrevivieron, quizás sean suficientes para el boleto del autobús.
Nos vemos en una semanas, te quiere:
Tu hermano Tommy Finchman y la nueva señora Finchman.
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