Bella Ivanka, aún no se porque estoy acá, pero el abismo me llevó azotando olas de esperanza hacia el fin del mundo. Este pujante país será nuestro hogar. Sollozando descifro tus cartas porque mis lágrimas, borraron tu desesperado grito de amor. Ya cerca de ti estaré cuando tomes el vapor, que con tanto esfuerzo conseguí comprar para que vengas a estas tierras benditas de Dios. Te espero en el puerto, abarrotado de penosos olvidos y ensangrentados recuerdos de nunca más. Mi sostén y mi esperanza, mi caricia desesperada y mi credo, que me ampara y me salva. El 31 de diciembre agitaré mi pañuelo, recibiéndote por fin en nuestra casa. Con amor, Miklas. I/VII/MCMXXI
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