Querido Cristián:
Debo admitir que aún vive en mí tu recuerdo, por más que corro queman dentro de mí aquellos momentos juntos y las comisuras de mi boca osan en levantarse cada vez que vuelvo a recorrerlos. Me haces falta pero sé que debo dejar nuestra fugaz historia atrás.
Momentos, risas y deseo marcaron la tónica de nuestras vivencias, un beso acalorado, una caricia por mi cuerpo, tu cuerpo rozando el mío, un resuello en mi oído, dos mundos divergentes estremeciéndose juntos por unos minutos.
Estoy en el lugar en el que nos conocimos, donde tu mirada me dejó perpleja por primera vez y donde con timidez me sonreíste, todo sigue como aquel día pero tú no estás acá, las hojas siguen moviéndose al son del viento y las flores siguen embelleciendo el camino.
Y, ¿qué hago aquí?. Solo intento finalizar aquella historia, nuestra historia, con la que a veces me despierto entre sueños y la que empapa mis mejillas. Es un punto final, mi punto final y un nuevo comienzo.
Gracias por nuestra efímera aventura. Una peripecia en nuestras vidas.
Se despide con cariño Daniela.
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