Anverso.
Madre: No me acuses de perderme así, de renunciar así a todo. A tus brazos que me acunaron y vieron crecer, a tus ojos que sabían y saben descubrir lo más oculto de mí.
Me enseñaste a ser valiente y luchar por lo que creo, a defender con amor lo que quiero. A no aferrarme y de eso estoy hecho.
Ahora tal vez vayas entendiendo madre que también me haya perdido en los ojos de mi amada y haya cruzado el mundo para encontrar sosiego en sus brazos.
Desde una tierra de mágicos contrastes te saludo, con una brisa que me recuerda tu voz, con el caribe como testigo, una ciudad y una mujer que me hacen sentir vivo.
La Habana, Cuba. diciembre 2019
Reverso.
Medellín, Colombia.
Te saluda madre, el que se fue hace tiempo.
Construido de tu sangre, de cada átomo tuyo y del universo que me formó en el instante de los besos y las caricias.
Hecho a imagen y semejanza tuya. Aventurero y amoroso.
Sigo los pasos que me llevarán tarde o temprano a estar entre tus brazos.
Un abrazo que te alcance en ese infinito lleno de estrellas que brillan con tu magia.
Alex
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