Ondas vibratorias «Carta de un escriba»

Me juzgan y me condenan,
me conceden el exilio de mis días,
y todo, para contemplar la real Vida,
todo aquello que natural es, fue, y será.

Un destierro que atrapa y rapta a mi corazón,
pues el tiempo pronuncia sus preceptos,
y el hombre cumple con honor.

Me llaman loco, loco de vanidades,
pero mi mejor vanidad, es la humildad
que muestro no a los hombres sino
a este mundo creador…
¡Qué pequeño soy ante Él!

Y me ha elegido como su escriba,
ha elegido mi frágil y pequeño corazón,
y aunque en cualquier momento se puede romper…

Sé que el tiempo me ha de prevenir,
más aún, me proveerá de su amor infinito.

Con el descanso eterno tan cerca mi horizonte,
el miedo, ha sido finalmente sofocado.
No me vacilo de la vida, me lleno total de ella,
contemplando sus ondas vibratorias.