Querida mamá:
Quisiera volverme pequeñita, pequeñita, para meterme en tu dedal. Pero sólo soy la sombra de la hija que fui, puesto que ya no estás. Y me sangra el cordón umbilical desde tu partida.
La Navidad este año, muy triste. No me atrevo a contarte que mi hermano también se fue, (tu ojito derecho), por si las estrellas te impidieron saberlo… Y papá, meses después, no hace un año, devorado por una tristeza azul.
Esta Navidad será para mí aquel arcón lleno de recuerdos: el eco de vuestras voces, el ruido de los platos, el olor a café, las risas en la mesa, llenita de comida, (tan exagerados siempre).
Por primera vez en Navidad, no cruzaré ese mar que os alberga, para reencontrarnos. Ya no es posible.
Pero sí quiero haceros llegar mi mayor deseo, mamá:
Que la luz os acompañe, allá donde estéis.
Por siempre en mi memoria.
Mecidos por el mar.
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