Estoy aquí, de pie, en medio de la nada, disfrutando de las beldades que me regaló tu amor. Y mientras elevo mi mirada al cielo, mi corazón late a millón.
Buscando en lo mas profundo de mi alma te encontré, ese día en el que la esperanza se había marchado, en el que la soledad y la tristeza eran mis únicas compañeras y la oscuridad rondaba mi alma.
Ese día mi mente se quebró, me hundí en el abismo lúgubre de mi melancolía. Caía dando tumbos, con el peso de mis temores acumulado sobre la espalda, ese enorme peso que no me permitió volver. ¡Se aproximaba el fin!
Pero entonces, apareciste tú. De las entrañas más profundas de mi ser, brotaron tus manos, tus sagradas manos, esas preciosas manos que derrotaron mi dolor.
La sangre emergía a mares, cubría mi cuerpo, mi mente y mi razón; La herida aun abierta luchaba para quedarse conmigo, se aferraba a mí, mientras me lastimaba.
Y como en un cuento de hadas, en ese mágico día, tú mi adorado Dios, me concediste el milagro de volver a nacer.
Morir en error humano, es vivir en el amor de Dios, gracias, amor.
OPINIONES Y COMENTARIOS