Esa vida que dejé

Esa vida que dejé

Vita Reyna

25/11/2019

Hola Madre,

Sigo vagando las calles de Barcelona tal cual ser sin destino ni final, pero que final he atrapado; me he encontrado con uno de esos espíritus de los que me contabas de pequeña, aquellos con los que puedes compartir secretitos por la madrugada y besos sin razón a media noche. Su nombre es Raquel; siento que me ha robado los sueños de por día y cuando despierta. Nos hemos perdido entre café y prosas hermosas, cuando en Ficciones, antes de Inquisiciones, pero sé que nunca has sido de surrealismos. Casi nos hicimos un mundito de humo, cerveza y felicidad escurridiza; ella me recuerda a eso que alguna vez soñé ser, cuando pretensiones me carcomían los andares en juventud cínica pero suave; solo que ella es más pura, como más verdadera a lo que lleva dentro. Su alma llama a la mía como nunca antes había escuchado, y en sus manos me siento casi en casa y tan lejos de hogar; tan desprendida de una realidad asignada –pero amada-, aquí en calles coloniales y edificios góticos.

Dale un abrazo a Padre por mí, y dile a mi hermana que la amo.

Tu hija.

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