Querida negra:
Quisiera contarte siempre cosas hermosas, pero hoy estoy deprimido, me da mucha tristeza estar solo. Debo compartir contigo una historia no muy común para una postal, la de Martha y la jauría, vox populi hoy en Ecuador. Siento como que ha ocurrido con una mujer joven de nuestro entorno.
Martha pretendió escapar, le cerraron certeramente el paso. Era un organismo coordinado y efectivo…
Yacía desnuda, herida, chocada.
Decían ser sus amigos. Los descubrieron con las braguetas abiertas; cubiertos de sangre y dolor ajeno. Bastó la fuerza del número y toda su crueldad.
Cuerpo femenino – botín tomado, con brutalidad. ¡Eso les hace machos!
Martha, aún adolorida, del alma sobre todo, entró hoy día a prisión, condenada por un clerical juez: aborto provocado, sentencia.
¿La jauría?… libre. No había pruebas suficientes de que estos jóvenes -de hogares respetables- cometieran el supuesto crimen…
La tristeza, la impotencia y el dolor de Martha y sus familiares, contrastan con ese hermoso sol en las playas de Manabí, que tanto disfrutamos tú y yo.
¡Un abrazo grande, negra!
Quito, 20 enero 2019
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