Hola mi amor:

Te escribo desde la ciudad de Rosario, la cual todavía no he tenido tiempo de visitar. Ayer llegué del viaje en barco. Cuarenta largos días y cuarenta noches, más largas aún. En el barco había emigrantes de diversos países, todos muy simpáticos. Mañana mismo me pondré a buscar trabajo. Dicen que hay varias fábricas, ya te contaré en mi próxima carta.

Me han contado que es un país maravilloso, con glaciares de nieve eterna, bosques frondosos y ríos de agua cristalina. Estoy ansioso por verlo, aunque ya os echo de menos. ¡Cómo me gustaría veros de nuevo! Añoro vuestra presencia en esta inmensidad de país: el beso de buenas noches a la pequeña Marieta y nuestras tardes en casa saboreando tus deliciosos garbanzos con tocino. Sabes que todo lo hago por vosotros.Serán tiempos muy duros, pero soñaré cada noche con teneros a mi lado en nuestro hogar.

Os mando un fuerte abrazo y mil besos desde esta tierra aún por descubrir:

Tu querido Ramón.

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