Una de Troyanos

¡Por fin! Después de 40 años de dar clases de Historia Universal estaba ante las murallas de la ciudad donde vivió aquella mujer cuya belleza desató una guerra.

Eran muchos los años de soñar este momento. Con lágrimas en los ojos besé las rocas que testificaron lo que de tanto narrar había comenzado a dudar que existiera.

Un avioncito de papel cruzó el salón de clases para incrustarse en mi blanca cabellera.

  • – Se acabó el tiempo, entreguen sus exámenes – dije mecánicamente.

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