Recuerdo inmortalizado un sendero en el claro del bosque. Los rayos de sol perfilaban bellas tonalidades oníricas. Deseé capturar en un frasco aquel olor a romero y lavanda y guardarlo para siempre.

Y tú a mi lado. Pura felicidad.

Pienso que a veces morimos al final de un viaje. Vive en tu corazón y ya no sabes si fue real. Tal vez sólo soñé estar allí contigo, aunque mi mente siga anclada a aquel instante y a tus ojos. Con este aroma a romero y lavanda quizás la muerte sea un poco más dulce…

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