Jacco subió al coche. El asiento le sentó de maravilla. Mejor que el sillón del maldito salón. Cerró la puerta. Abrió la ventanilla. Tocó el volante con unos movimientos suaves. ¡Qué tiempos eran! Ojalá pudiese hacer ese viaje hacia la costa. Tan sólo 15 minutos del camino viejo. Encendió la emisora. Lynard Skynard. ¿Cómo era esa canción?

– ¿Qué estás insinuando en ese garaje? ¡Pa’ come’! ¡Viajar le ha dado las ganas! ¡Ni el demonio te entendería y yo aguantándote de marido todo un siglo!

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