Esperaba mi tren que me llevaba a conocer por fin a mi madre. Sentado en los escalones del orfanato con mis zapatos bien lustrados y mi tesoro: una caja de tiernas memorias y un mapa que lo estudié por años! Porqué tarda tanto! Es hoy? Me levanté e ingresé a rectoría y vi una monja hablando por teléfono de espaldas a mi. Repetía mi nombre. Me acerqué y dijo ser mi mamá! Dejé caer mi caja y con ella mis ilusiones. Giró rápidamente me miró y me abrazó. Ahí comenzaba mi gran aventura.


Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS