Tal vez vivir de olores y de lugares y sentimientos como una misma poesía, dejando que la vida cuente su historia, dejando que el cuento se escriba solo.

Disfrutar de las opciones como en un bar en quién sabe dónde, como una estación de tren en valla a saber…

Respirar el aire, leer los símbolos, aprender sin cansarse nunca, sin tener que enseñar, parásito de la vida por vida y nada más.

-Una tormenta se avecina -dijo Sarah, y allí estaba la rutina.

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