Entró en la sala, cogió el Atlas, pasó las hojas con calma y se detuvo en un punto. Deslizó la mirada por las fotografías, las letras, el mapa de ríos. Cerró el Atlas con ímpetu.
Unas motas de polvo saltaron y se metieron en un rayo de luz. Miró ese baile efímero y se levantó, sus pasos se oyeron en la planta de abajo. Llegó a la puerta, rozó el picaporte y la enfermera de turno le acercó algo a la cara mientras la sujetaba del brazo. Ella miró la pastilla durante unos segundos, sin moverse.

Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS