Madre, desde que nací, rodeada de tu pobreza de bolsillo y tu extravagancia de espíritu, me cargaste entre el estuche rígido de tu guitarra. Fue mi cuna, mi carruaje y mi planeta de sueños. Te fuiste joven y te extraño tanto… Calco tus pasos ahora, siguiendo tu voz en mi alma, acariciando la guitarra y cantando con el corazón. En lugar de maleta llevo un estuche, mi casa cargada al hombro, y me encamino hacia tu cuna, a la mítica Andalucía que me narraste, a descubrir mis raíces en el flamenco…

Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS