-¡Estás empapado!
-Vengo del océano.
-Pero, ¿vives en un barco?
-No, en el mar, ¿me acompañas? Te quiero mostrar.
Sus padres quieren conocerme. Ahora el mar nos cubre.
-No temas, respira normal.
Está oscuro, entonces toma un manojo de algas fosforescentes que iluminan todo.
-Tienen bacterias luminíferas – explica.
Yo sigo mirando arrobada.
-Tengo que volver – le digo sin ganas.
-Como quieras, mañana vendremos más temprano.
-¿Puedo contarle a alguien?
-Por supuesto, aunque nadie te va a creer…
OPINIONES Y COMENTARIOS