Iba despacio. Antes de lanzarse debía de viajar a su interior. Tomó aliento. Placenteramente caminaba hacia aquel lugar desconocido. Era la primera vez que lo visitaba.

Era tibio. Y eso le gustaba. La selva es un lugar exuberante. Lleno de vida por doquier. Descendió hacia la barca que la llevaría. Estaba sobre un río ancho. Cerró los ojos y allí descubrió que esa barca iría hacia el centro de la selva pasando por todos los lugares más hermosos. Y decidió aventurarse. Navegó hacia ella. Sola.

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