La fe como equipaje, armonizando la respiración como motor del vuelo, despegué la mente directo a la gratuita imaginación, experimentando una salud superior que exaltaba mis sentidos, una música de fondo se comunicaba con mi ser en ensimismamiento, una sabiduría me conducía para hallar la razón del sufrimiento humano y llegué a la fábrica de los pensamientos del mundo, allí se reproducían los bocetos en el lienzo de la realidad, miré el escepticismo, el odio, el ego y el miedo como materia prima
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