Un corazón ligero podría ser pájaro y cruzar los cielos azules de La Toscana.

Tengo el viejo mapa encima de la mesa,

y el olor verde del tomillo flota en el aire.

Imagino quién seré cuando mis manos toquen la piedra de sus casas,

cuando recoja la sonrisa de sus habitantes.

Quiénes seremos al despertar entre colinas y cipreses,

o al volver sudorosos, felices,

irremediablemente distintos.

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