Decidiste que no viajaría contigo. Te fuiste simplemente, como las hojas de los árboles en otoño, que caen sin pedir permiso y se dejan llevar de la brisa a un lugar donde no imaginaron estar; quién lo creería, de tal forma partiste, sin decir un adiós, sin darme un último beso, sin dejarme ver una vez más tu sonrisa. Sabías que no te dejaría ir, que iría detrás de ti pero marchaste dejándome solo y sin consuelo, cuando sabías que quería quedarme contigo y embarcarme en aquel viaje sin regreso.

Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS