Mi inglés perfecto era una ventaja, aunque no sabía si los entendería yo a ellos. Llegué a la casa con mi compañera y nos dieron una cálida bienvenida. Mi compañera es muy mala en inglés, no se entera de nada, y yo, como compañera suya le ayudo en eso.
He conocido al vecino de enfrente. Es guapísimo, hablamos un poco, y no ha estado nada mal, lástima que solo nos quedemos una semana, y pum, devuelta otra vez al instituto y a la vida real. Real… ¡El despertador! no llegaré a tiempo al autobús.
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