Siempre lo sueño, pero estuve equivocada; mi búsqueda era errónea me imaginaba que muriendo lo lograría,pero algo me decía: no es aún, no es así; hay que seguir.

Hoy con cincuenta y cinco años, veo y comprendo las leyes que rigen todo y que se requiere una preparación.

Estoy entendiendo como funciona: mi cuerpo, mente, espíritu, y universo.

Debo sincronizar, calentar motores y recargar energías, para poder encender mi vehículo y emprender el largo y añorado viaje, hacía el gran universo.

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