Abandoné a mi pobre madre enferma al cuidado de mis hermanas menores. Soy fea de cara, de cuerpo extraño y de costumbres anticuadas. Salí de casa cargando una valija con la ropa y sin un céntimo en el bolsillo de la falda. Y ante mí se mostró un largo y extraño camino. Tiempo ya que intento atravesar la divisoria línea fronteriza entre mi pasado y mi presente, imaginarios países de mi inexorable existencia, cuando por fin logre cruzar esta dolorosa línea seré libre.

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