A la sombra de la luna, alejado del bullicio, del tiempo, tus ojos observarán su manita aferrada a tu dedo, sin soltarte, pero lo hará. ¿Por qué?

Humo retorcido. Punto ardiente. Tus huesudos dedos lo aprietan. Te quemas. Retornas a tu presente insomne.

Cama vacía. Te tumbas. Tus brazos te rodean, no por frío. Aprietas los párpados para ver, pero los abres alarmado. Te deshaces de tu abrazo. Mano derecha al pecho, allí se ubica otro tipo de dolencia. ¿Grave? Sí, lo es. Pronto viajarás al pasado.

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