« ¡¿Será el final?!
Avance, transformación, progreso, desarrollo, cambio, perfeccionamiento, mejora, evolución… son palabras concebidas para y por un propósito; hacerlas realidad. ¿Pero lo hacemos?, no se trata de proceder, sino del ¿cómo?
Desde los orígenes de la humanidad el hombre ha ejercido ignorantemente su dominio. Una especie que no fue la primera en aparecer pero que ansía ser la última en quitarse del medio sin importar nada más. A medida que el tiempo pasa nos cargamos de más poder, no tenemos límites y eso nos induce a querer más, mucho más. Mientras nos fuimos alzando para ganar, todo iba decayendo para perder por nuestros actos, y al formar parte de ese todo, también nos hace caer. Pero somos persistentes y hasta que no originemos nuestro fin, seguiremos perdiendo todo el principio.
Llegará un punto en el que nos preguntemos; ¿ahora qué? ¿Qué alternativa nos queda? ¿Cómo superamos esto? ¿Así se acaba todo? En el cual la vida responderá; nada. Ninguna. No hay modo. Si.
Lidiar la realidad es difícil, no obstante cuanto antes se admita antes crearemos el primer sincero paso, y antes trastocaremos ese fin para transformarlo en redención, porque de algo sirve aceptar los errores; cambiar lo que estamos haciendo mal. Para nosotros lo más importante será el presente, el cual le damos más importancia que el futuro, perturbando el propio futuro. Sin embargo, debemos recordar algo con la misma importancia que el ahora; el futuro será el nuevo presente, el mañana será el nuevo hoy. Volvemos a estar como al inicio. ¿Ahora qué? Y pasará lo mismo siempre, a no ser que cambiemos la jugada. Existimos para vivir, estar, habitar, permanecer… no para apoderarnos de todo solo porque podamos. El mundo no es tuyo, ni el de al lado, ni el del que tienes enfrente; es de todo y de todos por igual. La totalidad ejerce un equilibrio de supervivencia, y sin esa estabilidad lo absoluto se desmoronaría. Puede tardar cien, mil o un millón de años en desplomarse, pero si no se mantiene ese equilibrio el caos será inminente. Independientemente de lo que creamos, lo cierto es que no somos “Dioses”, simplemente somos mortales tan frágiles como el cristal.
Hubo un tiempo atrás en el que gobernaban unos gigantes, tal vez fueran salvajes y sanguinarios seres, no obstante, todo era por la supervivencia. Como toda especie ajena al humano, intenta permanecer efectuando situaciones que lo separen de la muerte, pero no daña todo a su alrededor. La excepción es el homínido, que deja una huella mortal por dónde camina, por donde exhala el aire que devuelve intoxicado.
Todas las especies nacen con un instinto que desconocen que lo tienen, simplemente se dejan llevar, guiar por una sensación que les hace prosperar como seres. A diferencia de los humanos, que pueden alcanzar tal punto que harían realidad un cambio significativo para el planeta; bueno o malo.Pero mientras que la mayoría se preocupe por si misma afectado a todo lo que le rodea… nada mejorará.
Es fácil ignorar toda responsabilidad, culpando al resto por las intervenciones deterioristas que nosotros propiamente causamos, ya desde hace siglos, pero cada acto que cometemos en la actualidad crea un “efecto mariposa” en el porvenir.
Sinceramente cuesta entender que siendo tan parecidos dentro de nuestra especie… ¿Cómo podemos ser tan diferentes? Sé que la mente es compleja ¿pero tanto? Somos como millones de estrellas, tan parecidas a simple vista pero la realidad es que cada una tiene un componente distinto con una energía, producto o efecto dispar, que atemorizaría hasta al más valiente. No sé, creo quepodemos seguir siendo como somos aunque hagamos cambios para mejorar la calidad del planeta; mejorar nuestra calidad.
No existe la inmortalidad ni la eternidad,y cuanto más profundo sea una herida más probabilidades de infección hay, y menos de continuar adelante. ¿Cuánto creéis que de profundo es esta herida? ¿Cuánto creéis que se podrá aguantar?
Cuando ya no quede nada o esté todo desolado, seguramente reflexionemos; porque hasta que uno no llegue al lugar ni se halle en el límite, no se dará cuenta del significado de la vida, del todo. Tal vez la oscuridad total no ocurra en nuestra generación, pero estamos notando como lentamente se atenúa, y si no lo detenemos causando un nuevo claro, nuestros descendientes tendrán que lidiar con una lesión provocada por sus ancestros, cuya cicatrización durará demasiado tiempo.
Es irónica esta situación. Luchamos para vivir, concebimos para existir, pero cada segundo de la fuerza que usamos para tal propósito, incitamos a la muerte a que se adelante, y está ansiosa de tomar el trono de una vez por todas, para destruir, devastar, asolar, deshacer y acabar con todo, ya que esa es su meta.
…Un momento, esto me suena. El humano destruye, devasta, asola, deshace, acaba con todo lo que trastoca… he tenido una revelación, creo que nosotros somos la muerte.
Más no temamos por descubrir esa faceta en nuestra orden. Recordemos que todo puede tener su lado opuesto, tú debes elegir en cual deseas estar, ejerciendo esa decisión como tal. Porque la vida continuará, y solo con nuestras acciones se puede decantar por el mayor sufrimiento de todos o el mayor alivio que el mundo desea, tú escoges.
Es completamente normal cometer errores, uno hace lo que hace sin pensar detenidamente en lo que puede provocar. Lo peor es que sabiendo exactamente de lo que es capaz, no desee evitarlo ».
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