Al escuchar la canción: “A quién le importa” esa canción ochentera creo o del noventa pasando por una tienda, por sus letras apunta hacia una rebelión contra todos los demás…
Difícil en esos días de incomprensión de emociones y ahora también.
Vivir la ilusión… amar en estos días de tanta aceleración y tecnología que brotan de todos los poros, se respira velocidad dependencia y adicción a las redes sociales, se puede acaso pensar ahora de sentimientos o hablar de amor quizás hablar de fidelidad.
La fidelidad es igual a lealtad algunos dicen que sí, pero en realidad que es…
¿La fidelidad representa todavía hoy un valor?
La persona fiel no puede ser sincera porque los deseos cambian las ideas se debilitan las motivaciones no resisten ya.
Y ciertos actos no dicen nada… hoy en día.
Podríamos decir entonces no nos comprometemos con una idea, sino con una persona.
Y este compromiso lo hemos recordado ya, está ligado al amor. La fidelidad o expresión de amor o no es nada. Ahora bien, el amor es por naturaleza exigente. Se ha hecho para durar, más aún, para la eternidad.
La fidelidad es esclerosis es querer conservar a toda costa lo que se ha perdido por el camino.
Mantener el andamiaje de un esqueleto que de la vida se halla ausente.
La fidelidad sería el cementerio de la lucidez y de la veracidad así pues las situaciones cambian y también los sentimientos más profundos evolucionan como consecuencia de la maduración de una persona.
Más que un empeño de fidelidad sería necesarias sinceridades sucesivas.
Fidelidad quiere decir firmar un cheque en blanco existe pues el peligro de absolutizar un ser una idea un momento existe un gravísimo riesgo de encerrarse en una prisión malsana de devoción ciega viéndose impedido para comprobar y reflexionar y criticar es un extremo límite la fidelidad ciega podría convertirse en complicidad con el mal.
Finalmente me agrada a poner de relieve la belleza de la fidelidad no se casa uno con la mujer ideal sino con una mujer concreta no se casa solamente con la novia de 20 años sino también con la mujer de 30 y 60 que cambia que puede tener mal genio y demás debilidades, casándose con el joven bien plantado se casa la joven esposa también con el futuro viejecito reumático y cascarrabias, la distinción hay que situarlo entre contrato y alianza el contrato y su negocio yo te doy esto y tú me das aquello yo te doy mi vida y tú te comprometes a proporcionarme certezas cosas fijas previstas a las que yo pueda contar en cambio la alianza es un encuentro entre dos entre personas consiste en entregarse a otro en un dinamismo de absoluta confianza al contrario del contrato la alianza no exige garantías no pone condiciones conoces solamente las consecuencias no dices si cambias, entonces todo acabó entre nosotros afirma en cambio aun cuando tú cambies mantengo en ti mi confianza porque te amo libremente y sé que aún en medio de cualquier transformación hay una cosa que no cambiará es el hecho de que tú me amas.
Utopía o verdad… depende quien se arriesga a vivir esta fidelidad.
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