El tiempo es fascinante y misterioso. Y debo empezar por un autor que me inspiró a escribir de otros temas fuera de mi ámbito profesional, mi colega J. W. Dunne, ingeniero aeronáutico quien decía que el tiempo no era lineal y que sólo en el sueño profundo podíamos romper esa barrera unidimensional y viajar al pasado o al futuro.
En algunos relatos bíblicos vemos en acción esta teoría, por ejemplo cuando José ve el futuro en un sueño donde aparece un ángel y le dice: “Levántate, toma contigo al niño y a su madre y huye a Egipto; y quédate allí hasta que yo te diga. Porque Herodes va a buscar al niño para matarlo” (Mateo 2:13).
Las teorías de Freud nos dan un panorama de la interpretación de los sueños hacia el pasado, pero más enfocado a nuestra mente. Cuando lo plantea hacia el futuro es inverosímil. Stephen Hawking intentó darnos una breve historia del tiempo, con su libro del mismo nombre. Las fórmulas matemáticas y una metafísica nihilista vuelven este libro poco atractivo.
Por otro lado, Aristóteles nos dice que conocemos el movimiento a través del tiempo y el tiempo a través del movimiento. Y lo calcula: “tiempo es el número del movimiento según lo anterior y lo posterior» (Aristóteles, 1995b. p. 88). Después nos dice que el tiempo existe por el alma:
“¿Existiría o no el tiempo si no existiese el alma? Porque si no pudiese haber alguien que numere tampoco podría haber algo que fuese numerado, y en consecuencia no podría existir ningún número, pues un número es o lo numerado o lo numerable.” (Aristóteles, 1995a, p.287).
Un día en que vivía aceleradamente, planteé la teoría que el tiempo fuera fractal. Esta palabra viene de “fractura”, y fue propuesto por el premio Nobel de Matemáticas, Benoît Mandelbrot (1975), quien estudió a profundidad cómo se dividía un objeto en más partes (fragmentos) a diferentes escalas.
Para que entiendas mejor el concepto, mira cómo una rama se fragmenta en sub-partes iguales y forma una nueva figura, un árbol:
Estos son unos fractales hermosísimos que vemos en la naturaleza, como las plumas de un pavo real:
O este otro en el hielo:
Ya quedando claro el concepto, volvamos a lo que nos atañe, el tiempo, que es fractal, porque se fragmenta y aquí van algunas experiencias humanas que lo confirman:
a) los fascinantes déjà vu;
b) cuando percibimos que el tiempo pasa muy rápido;
c) cuando percibimos que el tiempo pasa demasiado lento.
En estas situaciones estamos muy cerca a una fractura de nuestro tiempo, ¿o es que ya se fracturó?¿o es que se está fracturando?
Debemos indagar dentro de nosotros mismos o quizá fuera de nosotros, qué puede estar causando esto. Y seguramente la respuesta la encontremos viajando a nuestro pasado/futuro ¿Somos nosotros mismos en varios pedazos a escala? ¿es nuestra percepción sólo un fractal de nuestra historia? ¿son los sueños un canal para romper nuestro tiempo? ¿en cuántos tiempos se divide nuestra vida?
Si no interiorizamos este tiempo sólo estaremos viviendo un presente que crea pasado y agota futuro sin explorar más allá de sus dimensiones obvias.
La vida eterna es una aproximación al tiempo no fractal. Y si eso es así, estamos conectando con lo místico. El tiempo perfecto ocurrirá cuando caigamos en ese sueño profundo e infinito que nos separe de nuestro cuerpo sin movimiento y consiga que el alma comprenda, numere y una ese tiempo fragmentado (Alfa y Omega).
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