Reflexión sobre los cultivos
Los espacios resultan insuficientes para que todos ejerzamos al mismo tiempo y libremente nuestro sentir y parecer. Hay menos suelo fértil que el que se requiere para cumplir con la expectativa de lo que todos quisiéramos cultivar lo que fuerza buscar y llegar a acuerdos y ordenamientos que hagan posible la convivencia y la subsistencia.
Debemos parcelar lo disponible y evitar la tensión extrema que resultaría si todos a la vez arrojemos las semillas que creemos convenientes. De aquí la regla básica: alguien deberá comer lo que otro definió e impuso como comida.
Las apreciaciones personales sobre la realidad pueden ser tan disímiles como hombres hay, pero quedan circunscritas a la condición humana de poder, de hacer, en definitiva, de lo posible. En el orden de fuerzas, astucia y suerte algunos se imponen, subsumen y condensan, como la nube y la lluvia, este ciclo permanente resume la rueda de la historia mostrando sin mayor dificultad, que así seamos centro, rayos o llanta, somos parte constitutiva en la amalgama ética que hace rodar la historia para que, inexorablemente avance.
Mientras tanto, hay cultivos y siembras y cosechas.
Los campos sometidos a un mismo cultivo se agotan, se inutilizan por tiempos graves para los hambrientos. La rotación es un modo de alternancia, el espíritu libre y sabio de quien siembra debe trabajar para que se impongan otros cultivos a los preferidos, con la sola condición de un reparto cada vez más equitativo, más iguales con menos apetitos y mayores aspiraciones.
Elvio Choise.
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