1. PLEGARIA

Señor, en mi caminar por este mundo, cansado.

Miré a la noche y te hallé, viendo ese cielo estrellado,

Y al mirarlo reposé,

Porque estabas a mi lado.

Señor, en mi caminar, por este mundo, agotado,

Miré al campo y te encontré, entre las flores del prado,

Y con las aves canté,

Porque estabas a mi lado.

Señor, en mi caminar, sin fuerzas, desanimado,

Miré a mi lado y te hallé,en ese pobre, mi hermano,

Y al besarlo te besé,

Porque estabas a mi lado.

Señor, en mi caminar, en la noche, por el prado,

Junto al pobre en su pesar, ya no me siento angustiado,

Mi alma ha encontrado la paz,

Porque Tú estás a mi lado.

EN UN CRUCE DEL CAMINO.

En un cruce del camino,

los senderos polvorientos,

cansados de recorrer,

Nuestras almas peregrinas,

junto a un agua cristalina,

se pararon a beber.

Los dos habíamos andado,

bien que en rutas diferentes,

tras un sueño idealizado,

que cantaba cual la fuente,

y que en hielo había trocado

la incomprensión de la gente.

Con los pies ensangrentados,

por los riscos del sendero,

Y con rostros fatigados,

por el sol y el ventisquero,

mas con paz en el semblante

y un mirar claro y sereno.

La lucha de la existencia,

en la escuela de la vida,

con tesón y con paciencia

una y mil veces sufrida,

dio por fruto la experiencia,

sin amargura aprendida.

Nos miramos frente a frente,

y al vernos tan semejantes

a la orilla de la fuente,

por un sendero triunfante

con las manos enlazadas,

proseguimos adelante.

EL AGUA SE DESLIZABA

El agua se deslizaba,

lenta, tranquila y con pena,

¿eras tú quien la atristaba?

yo estaba a su lado queda,

como quien no espera nada,

como quien todo lo espera.

Mi pensamiento bogaba,

cual el agua en la rivera,

en busca de tu recuerdo,

iba a tu encuentro, serena,

como quien no espera nada,

como quien todo lo espera.

VIAJERO

Viajero que por la senda,

de esta vida al transitar,

corres tras de la ilusión

de hallar la felicidad.

Años ha que este camino,

entre espinas y entre flores,

has con afán recorrido,

sembrando siembra de amores.

Mas dime: ¿qué cosechaste,

tristeza, pena, añoranza,

sinsabores, desengaños?

mas no pierdas la esperanza.

Si sembraste tu semilla

en un campo bien labrado,

justo es que esperes gavillas,

de rico trigo dorado.

Pero, ¿y si cayó entre espinas

tu semilla, o en la mar?

¿se la comieron las aves,

o la arrastró el vendaval?

Muchos hay que buscan flores,

mientras van pisando el prado,

que ante sus plantas exhala,

suave aroma perfumado.

Piensa, la felicidad,

cual la flor de la pradera,

quizá se encuentre a tus pies,

sin tu saberlo siquiera.

Yo vi su brillo brotar

en una madre amorosa,

que a su hijito sonreía

con mirada bondadosa,

Y advertilo con rigor

en los ojos del esposo,

tras su cansada labor,

de vuelta al hogar, dichoso.

Había un mueblaje sencillo,

en humilde habitación,

mas era un canto ardoroso

el latir del corazón.

Los trabajos compartidos,

los esfuerzos realizados

iban uniendo sus vidas

en un amor reposado.

Que , como dijo el poeta,

no hacen hogar los ladrillos,

ni es hogar toda morada,

hay hogar, donde hay caiño.

¡Y cómo el amor se alcanza?

¿cuánto es preciso pagar?

no alcanzan todos los bienes,

para poderlo comprar.

Por amor cedió su trono,

el que supo valorar,

que mil tronos no podrían,

darle la dicha de amar.

Y la tumba de Verona,

canta un himno funerario,

porque allí venció a la muerte,

el amor en un sudario.

Si acaso alcanzas a amar,

comprenderás el valor,

que tiene una sola flor,

semejante a mil igual.

Y querrás a una mujer,

no porque sea la más bella,

ni inteligente quizá,

sino sólo por ser ella.

La que alegrará tu canto,

y te sabrá consolar,

siendo el eco de tu llanto,

y de tu risa a la par.

Las experiencias vividas,

por dos seres que se aman,

tejen vidas tan tupidas,

que ni la muerte separa.

No la habrá de separar,

la pasión de otra mirada,

que la pasión no es amor,

es sólo néctar que embriaga,

Mas pasado su estupor

se extingue, como la llama,

que el fuego no alimentó.

sólo el amor no se apaga.

Viajero que por la senda

de esta vida al transitar,

corres tras de la ilusión

de hallar la felicidad.

La felicidad está,

sin tener que irla a buscar,

en la sonrisa de aquel

a quien pudiste ayudar

Es la dulce recompensa

del esfuerzo realizado,

es fruto de la paciencia

tras la siembra cosechado.

Ella es la dicha de amar,

y la de sentirse amado;

es el vivir sin dudar,

plenamente confiado.

Es semilla que creció,

entre espinas y entre flores,

si alcanzas viajero a amar,

tendrás la felicidad,

y olvidarás tus dolores.

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