¡Legiones de almas errantes son!, sumidas en una danza lugubre, sus estrépitos sollosos resuenan en los confines de cualquier dimensión desgraciada.

Marchan pesadamente, parecen querer prolongar su estadía, ¿cómo podría apiadarme?. me duele en todo mi ser, pues sé que pronto seré un miembro, por el momento sólo soy un testigo benevolente, sin embargo, no hay nada que pueda hacer, por consecuencia, siento debilidad, aunque debería buscar una solución a este destino anclado.

Nefastas acciones en un despliegue en contra de la vida, y por tanto, esta pasa a segundo plano, no obstante:
Reprocho la condición precaria que arrastro, preparado y dispuesto para el acto final, al fin y al cabo, la fosa eterna, hogar de mis restos mortales, me espera, pero, postrado aquí todo es infructuoso, ¡qué trágedia! ya que cualquier rastro de razón se difumina en el decadente paisaje.

Cegado por esta moral dudosa, lustro con avaricia cualquier solución, hasta que desaparece, es triste, por otro lado, no sucumbo a voluntades ajenas, tampoco me apenan, puesto que no soy el mesías de nadie. Sólo busco existir después de todo, así no pueda resistir el padecer de la vida, a menos que la muerte me permita rendirme y sumergirme en sus mieles mares.

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