No estoy vacía de sentimientos
es que hace mucho espero,
con ternura, el finalísimo momento
que dé comienzo a la vida nuestra.
Lo he planeado todo, dejáme contarte,
cantarlo hoy para cuando sea que oigas:
suaves palabras tengo guardadas
(son una, de mil formas en que puedo acariciarte).
Anticipo: lo tendremos todo.
Porque habrá, sobre todo o sobre nada,
certeza de un amor con raíces de roble
y alas de viento que recorran el mundo.
Quizás decidas venir y aún debamos estar lejos,
no le reclamaría al Tiempo.
Porque para lo que nos traiga el camino
estaremos listos.
Y cantaría
para celebrar el reencuentro eterno
hundiendo nuestros pies en el barro o la sal
hasta el corazón de la Tierra, para descubrirnos,
parte y todo,
uno.
Y lo mismo con el cielo.
Quiero explorarlo todo, y contarnos lo aprendido cada día.
Crecer juntos, porque siempre habrá nuevas formas.
Encontrarlas, crearlas. Viajar.
Un día encontraremos un lugar para nosotros.
Para todo, te espero.
Es verdaderamente temible
no creo que alguna vez lo sientas
estoy por tomar una decisión
de la que en más de una ocasión
es probable me arrepienta.
Desprenderme de vos
o desprender-te a vos-de-mi
a este amor que hace tanto
tiempo que por dentro es canto
a todo, decido ponerle un fin.
He deseado ser alguien más
casi desde que te conozco
porque resigné la esperanza
de conquistarte por propia gracia
pero aquí el camino es dudoso.
Porque no soy tu amiga, familiar,
vecina siquiera, y a todas
las que tienen tanta buena estrella
de tu reconocerlas al pasar
a todas las envidio, aunque no lleguen nunca
a saberte como yo pudiera.
No entiendo su despreocupación
de formar parte de tu vida
de saber tus andanzas, tus sueños,
y no amarlos
mientras yo, extraña y retraída,
sin conocerlos, los intuyo y ya los quiero.
Me duele el cuerpo, de tantos años
en que he soñado, amado a otros y vuelto a vos
sin que lo sospeches
sin que sepas que hay alguien
que cada día te imagina,
te extraña, te requiere.
Y por eso mismo, porque nunca
lo vas a adivinar
y ya muchos años se me han ido
es que hoy dejo de pensarte:
tal vez al lanzarte, al olvido
vuelvas a mí en el próximo latido.
En algún lugar de mí,
o en lugares compartidos
te esperará aún mi corazón,
desertor de todo raciocinio.
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