Sol que oculta mil hazañas,
oportunidades, ganas.
Sol que oculta la pasión de mi escondido corazón
que aparezcan por fin tus rayos,
de puro resplandor.
Porque sin ti,
quedaré varada en tierras carmesí,
siendo yo de las hermosas noches,
su oscuridad más fúnebre.
Y que en tus brazos cálidos me arropes
del infierno que creo merecer,
y no las frías lágrimas que incitan de mis ojos caer.
Y que en tus brazos fuertes me sostengan,
y sostengan la tristeza que penetra
de las frías estrellas, bellas pero siniestras.
Y que tus sonrisas me contengan,
que me dejen descansar de miradas huecas,
y de huecos pechos.
Que sean mis protectoras.
Pero el sol solo me mostrará el mañana,
que ya inundado de lágrimas está,
y no arrebatará la soga ni la maña.
Pero el sol no me sacará los cuchillos
que esperan ansiosos
cortarme a trozos.
Pero el sol,
no eres tú.
Y tú no haces
lo que le pido al sol.
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