Encuentros en la Plaza de la Paja

Encuentros en la Plaza de la Paja

Atalanta💫

16/08/2018

Violeta

El olor a café recién hecho

inundaba la casa

siempre le gustó amargo.

Ya estaba amaneciendo

cuando se colocó

su vestido naranja.

No alcanzaba a explicar

por qué cada mañana

una razón oculta

la llevaba a la plaza.

Esa plaza tranquila,

esa tranquila plaza.

Se sentaba despacio,

junto al lector de bronce,

no quería distraerlo.

Como cada mañana,

le susurró al oído

aquellas dos palabras

“te quiero”

y después un abrazo.

Pensaran que estoy loca

abrazando a una estatua.


La muchacha

Resonó un taconeo

se acordó de sí misma

vestida de gitana,

rompiendo castañuelas.

Ahí estaba otra vez,

la chica pelirroja

con la boina calada

cargadita de libros,

como siempre.

¡Que muchacha!

Esbozó una sonrisa o

¿era una mueca rara?

y se convirtió en niña,

corriendo por la playa,

rodeada de gaviotas.

Buscaba caracolas y

sabe que fue barca.

Una barca de pesca

varadita en la arena,

oliendo a sal.

¡Feliz!

Tenía las redes rotas,

liberó a una sirena.

Violeta

Luego se dirigió

hacia Puerta de Moros,

se tomó otro café

mirando el trampantojo,

en esa casa azul

sabia que había vivido,

tras alguna ventana

reconoció unos ojos.


La mujer

Y llegó la mujer,

venía de San Andrés,

como cada mañana.

Se había soltado el pelo

y acortado la falda

ya se le habían curado

las heridas del alma.

En sus ojos violeta,

pudo ver aquel río

en el que se bañaba

y esos campos de jara

por los que paseaba.

Fue en un pueblo pequeño

de esos de iglesia alta,

lleno de amaneceres

por eso lo añoraba.

Violeta

Y deseó con fuerza,

que encontrará aquel puente

donde su amor llevaba

una vida esperándola.

El anciano

Se dirigió después

hacia el Jardín del Príncipe,

allí estaba el anciano

que anteayer era joven,

le encontró, como siempre,

dibujando quimeras.

Cuando solo era un niño

se olvidó de los juegos,

cuando solo era un niño

abandonó la escuela

fue cuando vino el llanto

y la palabra guerra,

fue cuando vino el hambre,

el frio, la miseria.

Él empezó a soñar

con caballos alados,

con princesa azules

y castillos de arena.

Fue cuando se dio cuenta

de que podía volar

porque encontró unas alas

dentro de su cabeza.

Todos

El volaba,

si el volaba hacía ella

a los ojos violeta

a la barca de pesca.

Yo

De repente entendí

por que iba yo a esa plaza.

Allí estaba mi padre

como cada mañana,

escribiendo poesías

con sus manos cansadas.

Mamen

Hay lugares mágicos, esté es el mío.

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