LA PIEL QUE NADIE QUIERE
Primero suena la campana, después viene
el ruido de unos pasos que se arrastran
Y aparece esa piel hecha jirones
envuelta en su miseria.
La piel que nadie toca
la piel que nadie quiere.
Leprosa emocional, también camino
avisando mis pasos, y espero
con un suspiro cada vez más leve
otra piel que se acerque
un contacto que rompa la burbuja
de vacío que me envuelve
para dejar de ser en la penumbra
la piel que nadie quiere.
LA PUERTA
Estuviste tocando ante esa puerta
semanas
meses
un tiempo indefinido
desgarradas las palmas de las manos.
La emprendiste a patadas una noche
con rabia dolorida
llanto seco
astillas desprendidas a los lados.
Dormiste acurrucada en ese quicio
hermanada en el polvo.
La pátina de grasa parda
señalizando la presencia
de ajenas
viejas manos
sintiendo en cada músculo las grietas
de cada uno de los dos escalones humillados
Las raspaduras
las opacas baldosas
ese color gastado por pisadas sonámbulas
que pasan
se restriegan
sin mirada.
Allí en el piso
hundida en esa tregua al dolor de la llovizna
calada como un manto de arpillera
tras la cortina mojada en sal de las pestañas
Ante esa puerta.
Tocando ante esa puerta
envuelta en el sopor de la amargura
lacerada por el viento
atisbando esa verdad que se resiste
a inundarte
ante esa puerta
perdiste y perderás más resistencia.
agostadas las pocas esperanzas que restan
en tu bagaje personal
perdiste y perderás
aún más
resquebrajada la coraza
con la que armaste tu resguardo
perdiste y perderás
amor
pasión
presencia
la propia estimación que impide
arrastrarse
mendigar
pedir limosna
perderás
tu resto en esta puerta.
Pusiste ya tu resto
y perderás
sabes
escondes en el polvo la cabeza
tras el llanto la mirada
en la estéril anchura del silencio
tu queja
ante quién.
No hay a quién.
Sabes lo que existe detrás
por eso
tocaste tanto tiempo.
Apostaste por una puerta azul
por las baldosas
las plantas de pasillo
por un calor que no llegó
sólo la lluvIa te acompaña.
Y después de tocar ante esa puerta
semanas
meses
un tiempo indefinido
te irás antes de que abran.
Porque abrirán
ya abrieron
pero no para ti
no para que atravieses los umbrales
no para que tu dolor sea productivo
no para que alguien cure
los nudillos escoriados
las palmas con astillas.
Ante esa puerta abierta a tus espaldas
una mirada se desplaza apenas
adivinando quién
con tanta desesperación
Tocaba.
Fría
glacial indiferencia
que no deseas ver resbalada
sobre tu larga noche a la intemperie
empapada de lluvia y de gotas saladas.
Divertida
escéptica mirada
que sólo encontrará
en su camino
tu espalda.
Detrás de esa silueta
Tras de la puerta abierta
estabas tú
en esa otra vida que soñabas
estaba algo de ti
Y ese algo se queda
a pesar de esa fría
glacial
indiferente
divertida
escéptica mirada
que en el marco
de su luz interior
destruye tu visión
Porque a pesar de la luz
Y la apariencia
Para ti
La puerta
Continúa cerrada.
EL FALSO AMANECER
Para nosotros
ésos que despertamos a las cuatro a. m.
el falso amanecer es una realidad tan contundente
como la taza humeante
donde las uñas
pierden frío al contacto.
Uñas azules.
El falso amanecer
cuando la bruma lo permite
es suficientemente claro para ver las siluetas.
Una camina sin tropiezos.
El falso amanecer aclara y no amanece.
Pero a nosotros
ojos abiertos en mitad de la noche
nos forja la esperanza
de que a las siete en punto si es invierno
en verano a las seis
el día esplende
Amanecer policromado
derrotando a la sombra que se encoge
dando paso
a la luz que se apropia los objetos
muchos en sueño aún
los autos
edificios
ojos cerrados del amado.
Aunque nosotros
ésos que despertamos a las cuatro a. m.
Llevamos ya tres horas de vigilia
de actividad a solas
ojos abiertos a mitad
de la sombría madrugada.
A nosotros
sí que nos amanece larga
falsamente.
Esas horas de sola contemplación
obligado silencio
única soledad que puedo permitirme
ojos abiertos
lengua silenciosa
sordina de los pasos
para pensarte
amor ausente en esta madrugada
entrañas replegadas sin contacto.
Dónde estarás
con quiénes
mientras mi cuerpo
despierta religiosamente a las cuatro a. m.
para robar al día
tres horas de nostalgia
por tu voz
por tus ojos
por tu pelo
por esas manos cálidas y ausentes
de mi vida
que en algún lado existen
y están vivas.
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