Me encuentro en el tibio lecho solitario,

viendo a través de un pequeño hueco en la ventana

el verdor de los árboles bañados

de la intensa luz de la alborada .

Agradezco un nuevo comienzo,

dejando atrás sueños inacabados,

aún mi cuerpo adormilado

se resiste a esforzarme al movimiento.

De nuevo aparecen los recuerdos

sensaciones de dos cuerpos abrazados

oscuras esperanzas recibidas

anhelos de mi vida enmascarados.

Buscaba que hubiera :

“ Solo nuestro “

y mi piel colmada de besos salpicados.

Manos que aparte del quehacer diario

recorrieran mis simas y mis lagos,

palabras al oído susurrantes

del placer de compartir encandilados.

Llegaron paso a paso los silencios

incapaces de poder ser transformados,

lanzaba mis suplicas al viento

llevadas a lugares extrañados.

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INTEGRAR

Yo soy la flor que ahora veo

la hormiga que hace sendero

el árbol que me cobija

la amapola y el jilguero.

Soy el aire que acaricia

la piedra de tu camino

el agua con que te lavas

y el fuego que templa el vidrio.

La montaña que escalamos

el abismo que intimida

los cruces en que dudamos

el abanico y la brisa.

Los frutos equilibrados

el manzano y el cerezo

la herida que solo cura

cuando la ofreces un beso.

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