Sentado en la cuneta
los veo pasar en el carro de la victoria.
¿Me recuerdan?
¿recuerdan mi nombre?
Soy el que cubrió sus espaldas
cuando sus lenguas de víbora
entonaban melodías de sirena.
Sacaron lo peor de mí
para enfrentarme a las cuatro bestias
que vestidas de galones y estrellas doradas
marchaban soberbias por el campo de batalla.
Ahora ustedes, que portaban la bandera libertaria
se han convertido en las bestias,
vistiéndose sin culpas
con las joyas del botín recuperado.
… Y yo, estoy viejo y cansado
para volver a recoger piedras del camino.
Suenan trompetas por las cuatro
esquinas del mundo
advirtiéndome que estoy equivocado,
pero la vejez te da sabiduría
cuando pones atención.
Nada ha cambiado… nada cambiará,
así que elijo mi propio exilio.
Caminaré errante y con gusto
alejándome de falsos ídolos
y de antiguas promesas
de cielos celestiales.
… Yo ya me cansé de recoger piedras del camino.
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