Grito en el silencio

Grito en el silencio

Las letras se me esconden, se revuelven y se alejan, yo trato de alcanzarlas pero mi lápiz se quiebra.

Es una agonía querer gritarlo a cuatro vientos y solo sale el murmullo del recuerdo alejándose cada vez más lento.

Mientras, la velocidad aumenta y yo disminuyo como el aliento, con el anhelo con el suspiro profundo de un desierto.

Trato entonces de levantarme, de hacer mi último esfuerzo, pero el blanco de la hoja me consume y me derrota.

Mis ideas tan latentes y taciturnas, tan escasas e inoportunas, se me desangran en las nubes y se deshacen en las rocas.

Y yo, sumida en mis pensamientos, me suicido con los vestigios de mis deseos, con los restos de mis ganas, con los pedazos de mi cuerpo.

El mar me arrastra y traspasa mi huesos frágiles, los cristales mustios de mi esqueleto.

El alma grita y aclama en el silencio, pero su voz es disfonía y asusta a los enfermos.

Aún no encuentro el retorno, aún estoy perdida; sólo sé que son tus labios los que pueden devolverme la vida, sólo sé que tus caricias me traen alegría, sólo sé que con tu mirada brotarán las letanías.

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