Esa forma tuya de descubrirme de a poco…
Esa forma tuya de describir
lo que nace de la vorágine de tus pensamientos
que van develando silente y a gritos tu esencia,
consiguiendo que ansíe,
que construya,
que deduzca,
que pregunte,
que imagine,
que sospeche,
que me vuelque
y que siempre regrese para ver si hay más de ti…
Para impregnarme con tus sueños intangibles y etéreos.
Citando a Nietzsche,
luchamos por no ser absorbidos,
aunque el precio sea la soledad que nos asusta,
compensando con el privilegio de ser uno mismo,
así que podría volverte mi amante de ideas
para que me ames cada noche entre sueños,
con palabras que penetran lentamente sin un roce siquiera,
con fuerza inimaginable, avasalladora y constante que se sacie jamás,
para luego despuntar en mi piel de niña perenne,
como cuando van lloviendo sonrisas
entre claridades plenas de ternura inocente
e inmensas como el mismo infinito…
Porque la distancia permite la perfección de lo imperfecto
eres y soy justamente lo que deseamos ser,
criaturas exactas para cada cual
que no existen en la realidad cotidiana
pero existen en la atemporalidad subjetiva de nuestras ideas,
que no exigen lo imposible como los amantes comunes
y que nunca se marchitan por la exquisita dulzura que permitimos
a través de las palabras precisas y simplemente escritas sin más pretensiones
que impregnarse en lo hondo y cotidiano de nuestro sentir …
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