15 de agosto de 1999, mi edad, 15 años, recién egresado de la secundaria, un niño aun, cundo tuve que embarcarme por necesidad a esta gran aventura. Después de que mis padres me dijeron que no había recursos económicos para seguir estudiando, opte por entrar a un programa, donde al dar clases por 2 ciclos escolares, ganabas una beca por 5 años, una maravilla, pensé yo, este es el medio que ocupare para seguir mis sueños, porque yo quería seguir en la escuela, era buen alumno, responsable, más, sin embargo, creo que a los que queremos estudiar el destino nos lo pone más complicado. Recuerdo la capacitación, que duro 4 semanas, donde nos prepararon para ser “maestros de comunidades rurales”, mis compañeros todos mayores a mí, todos con grandes vivencias, yo más cerrado, más inocente, sin embargo, le puse más empeño que otros, ya que no todos los asistentes al curso aprobaríamos, era pelear para poder conseguir mi sueño de seguir estudiando. Mi edad algunos la veían como punto en contra, por ser el menor, más que sorpresa se llevaron cuando varios de los mayores no aprobaron, y aunque aún no sabía que me esperaba, yo estaba feliz de por fin irme a la guerra. Me asignaron una comunidad, donde había que caminar 12 kilómetros para poder llegar, con mi maleta y algunos libros a cuestas, después de 2 horas y media llegue a ese pequeño poblado entre los cerros, no más de diez casas, un ambiente de campo, vacas en los corrales de las casas, gallinas, chivos. La gente muy amable y hospitalaria. En mi primer día conocí a esos niños, tan amables, con una sonrisa hermosa por iniciar su nuevo ciclo escolar, donde a simple vista se podía apreciar que tenían carencias, pero que estaban dispuestos a estudiar, quizás me vi en ellos, una parte de mí se estaba reflejando. Es difícil resumir y contar las experiencias vividas en comunidad, sin embargo, me queda la satisfacción de haber aportado mi granito de arena en la vida de estos niños. Por otro lado, conseguí mi beca, estudié el bachillerato y posteriormente la universidad, pero bueno esas son otras historias…
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