Las 18:00 en punto de la tarde. Tiene que estar al llegar esa niña tan maja. Todos los jueves a las 18:00 en punto viene a verme. Ahí está.
¡Abuela! ¡Abuela! ¡qué me voy de acampada con las amigas!_ gritó María rompiendo el silencio solemne que había en la sala de visitas_ ¡será mi primera vez y estoy muy nerviosa¡ Quiero que todo sea perfecto.
Cuanto me alegro niña, respondió Teresa mientras le daba un fuerte abrazo._Sabes yo también hacía acampadas cuando era joven, !ay¡ ¡lo que daría por volver a vivir un día de esos!
No me lo creo, si en tu época teníais que volver a casa a las diez_ replicó María esbozando una sonrisa.
Cierto, cierto, pero en aquella ocasión los astros se alinearon a mi favor, mis padres tuvieron que salir de viaje y me dejaron con mi hermano mayor, el cual no tuvo mucho problema en creerse que iba a pasar la noche en casa de una amiga y así el 15 de junio de 1985, Teresa Garrido, vivió su primera gran aventura y encontré un tesoro.
Esto se pone interesante, ¡Estoy deseando que me cuentes esa aventura!_dijo María, por favor cuéntamelo…
Tras una leve pausa, Teresa hizo una respiración profunda, cerro sus ojos y comenzó a narrar su historia.
Parece que lo estoy viendo, ahí estamos sentadas en un banco organizando las cosas para nuestra acampada. Está Emilia, Ana, Sole, Kati y yo. Emilia toma nota de lo que vamos diciendo, chocolate, donnuts, galletas, batidos, patatas fritas, chuches a casco porro…¡todo para mantener la talla 38! ¡ay! esos piropos cuando pasaban los chavales:¡Gordas! ¡Celulíticas¡ y nosotras partiéndonos de risa… pues les contestábamos ¡tu madre no compra arroz, anda que no tienes granos en la cara¡
ABUELA, no sabía que hubieses sido tan macarra _le susurró al oído María. Teresa mostró una pícara sonrisa y prosiguió: Llegamos al camping al medio día tras dos horas de autobús y cuatro kilómetros de caminata. Estábamos destrozadas y con más hambre que el perro de un ciego. Sacamos nuestras provisiones. Era un buen momento para reponer energía ¡qué ricos sabían esos repulsivos batidos de vainilla y chocolate que teníamos en nuestras mochilas desde la noche anterior!
María no pudo contener la risa mientras observaba a su abuela cómo gesticulaba una mueca de asco recordando aquel sabor.
Después montamos la tienda. Invertimos un montón de tiempo. La tienda de lo más moderno. Bien chula que nos quedó. Seis horas de montaje.
Nos fuimos a bañar al río. Fue la primera vez que me bañé como mi madre me trajo al mundo en un lugar público. Pronto llegaron a echarnos la bronca. Había que taparse las vergüenzas.
Abuela, no es por criticar, pero hasta ahora un poco aburrido vuestro viaje. ¿No pasó nada divertido? Preguntó María.
¡Claro niña!, continuó Teresa. Cuando mejor lo pasamos fue por la noche. Pues verás llegada la noche intentamos hacer un fuego, al ver que era imposible, encendimos unas velas y hablamos de nuestras cosas: La discoteca. Los chicos, si Fulano me había guiñado un ojo, si Mengano me había cogido la mano. Nuestros besos con lengua. Si le habíamos tocado el P… ¡PUAJ! ¡puedo vivir sin esos detalles! exclamó María ¿Cuándo vas a contarme esa gran aventura?
Mi gran aventura. Es ese momento único. Inolvidable. Momentos locos de acampada. Es un momento en el que descubres quién eres. Mis amigas.Te muestras ante ellas sin miedos, sin complejos,tranquila, optimista, cómica. Hay risas, llantos.
Con el tiempo descubres que tal y como me mostraba con ellas era la aptitud que debía tener en el mundo para conseguir mi felicidad. Mis amigas han estado siempre. En los momentos buenos y sobre todo en los malos. «Quien tiene un amigo tiene un tesoro». Mi Tesoro : mis amigas.
Tras un largo suspiro, Teresa continuo: anda vete ya y disfruta de de ese buen momento ya que eso sentará las bases de la persona que serás en un futuro. Escribe en un papel todos los sueños locos que penséis ya que con el tiempo si realmente eran sinceros se harán realidad. ¡Vete ya! Algún día niña entenderás lo que te digo.
Está bien Teresa. El jueves volveré y te contaré cómo ha sido mi primera acampada_ dijo María en un tono suave mientras abrazaba a su abuela.
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