Mi teléfono suena, avisando que el taxi ya está aquí, camino por última vez por todos los cuartos de la casa antes de tomar la maleta y cerrar la puerta. Bajo por el elevador y subo al taxi -Al aeropuerto por favor- le digo al chófer. Todo pasa tan rápido, bajo del taxi, camino hacia la recepción y de pronto ya estoy en la fila caminando hacia mi lugar, el asiento a mi lado esta vacío e intento no pensar en él. Hace meses cuando planeaba este viaje nunca pensé que lo haría sola, abrazo más fuerte la pequeña caja que llevo en las manos y miro por la ventana. No se cuanto tiempo pasa hasta que siento que alguien se sienta a mi lado -No pensaras que te iba a dejar ir sola- me dice el chico de ojos azules que me mira, sonrió mientras tomo su mano, una solitaria lagrima baja por mi mejilla y la limpio antes de volver a cerrar los ojos.
Una voz nos anuncia que llegamos a nuestro destino, desabrocho el cinturón y me pongo de pie, voy por mi maleta y al girarme ahí esta el de nuevo, sonriéndome, camino hasta el y juntos salimos del aeropuerto, allí hay un taxi esperando por nosotros así que subimos, ninguno de los dos dice nada, llegamos al hotel y después de registrarnos vamos a la habitación, el viaje y el cambio de horario me dejaron cansada, le prometo que mañana iremos a ese lugar especial y me voy a dormir.
Estoy usando un vestido blanco y él esta muy guapo con su esmoquin, bailamos bajo la luz de la luna y me dice que me ama, de pronto mi vestido esta cubierto de sangre y el tiene los ojos desorbitados grito por ayuda pero nadie me escucha.
Despierto en medio de la noche llorando, él no esta aquí, me siento tan sola y no puedo dejar de llorar. Después de lo que parece una eternidad me duermo. Alguien me hace cosquillas mientras intenta despertarme -vamos cariño, despierta es hora de salir- abro un ojo y me encuentro nuevamente con esos ojos azules que tanto me gustan, sonrió mientras salgo de la cama, me preparo y salimos a caminar. Cada lugar que visitamos trae a mi tantos recuerdos, y así como la primera vez que venimos, me cuenta historias de cada calle, algunas me hacen sonreír y otras llorar.
Cuando llego a la cornisa, me doy cuenta de que no podre hacer esto, me derrumbo y lloro, él me abraza y acaricia mi cabello mientras me consuela. -Es hora de despedirse cariño- me dice y yo solo puedo negar con la cabeza antes de decir -no puedo- -si puedes- lo dice con tanta seguridad que me contagia un poco, así que abro la urna tomo un puño de cenizas y lo lanzo al aire, las lagrimas salen con mas fuerza esta vez -Te amo- le digo mientras lanzo mas cenizas al mar. cuando termino volteo y el sigue ahí de pie lo abrazo con fuerza hasta que dice -Tengo que irme amor- y entonces me doy cuenta de que esta hecho, que ya nunca lo veré y me desmorono- se valiente- me dice y lo abrazo hasta que se va y ahora entiendo que estoy sola, que nunca estuvo aquí y que tampoco volverá. Limpio mi cara y camino de regreso al hotel, esta vez voy sola, en el avión una chica se sienta a mi lado, estoy un poco agradecida por la compañía, pero aun así siento un poco de molestia por lo fácil que fue para la aerolínea remplazar su lugar. Al llegar a casa, la que el eligió, me encuentro con una carta, la abro y leo su hermosa letra cursiva:
Vive por los dos
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