El movimiento es suave y continuo, como una rama que es mecida por la brisa nocturna. No puedo dormir. Se escucha las voces de los conductores en la cabina. Una suave música, la respiración de los pasajeros, el llanto de un niño. Observo por la ventanilla y no puedo apartar mis ojos de las estrellas. Al pasar por algún pueblo me encandilan las luces de la orilla de la ruta. Miro el celular y la tentación de llamarte es muy fuerte. Ha pasado poco tiempo de estar separados y mi corazón no puede dejar de extrañarte. La fuerte frenada del micro me devuelve la realidad de nuestros impulsos de amarnos sin conocernos– ¿ Quién soy?- me desconozco. Siempre fui tímida con mis relaciones. Nunca llegué a tener una pareja estable. Era muy indecisa .Me pregunto si en tan poco tiempo, se puede llenar el alma de felicidad y sentir el amor más allá de lo que se puede dar ¿ Será un amor a primera vista? Como algo aventurero que pasa en vacaciones como en la novelas. Te conocí en la playa. Eres guarda vidas. Tu piel curtida a los rayos solares. La mirada fija en la inmensidad de las azules olas. Las chicas veraneantes pasan a tu lado con ganas de conquista. Pero tú tenías solo ojos para mí. Me fulminaste con la mirada. Sentada en la reposera te acercaste a pedir el diario que habían comprado mis amigas. Lo ojeaste y me muestras una nota y fotos de un rescate del día anterior ¿-Eres tú el que salvaste al niño?- Con humildad me demuestras que sí. Esa noche quedamos en encontrarnos en un bar frente al mar. Desde ese momento fuiste mi compañía inseparable en toda la estadía. Viví un mundo de ensueños.
Caminamos por la escollera abrazados mientras me cuentas la responsabilidad de salvar vidas, muchas de ellas por imprudencia. Se siente gratificado porque trabaja para el bienestar de la gente. El sereno mar reflejando la luna llena. Luego sentados en un acantilado, cantábamos esa canción pegadiza, de actualidad. Nos amábamos hasta la salida del sol, cuando el cansancio vencía nuestro cuerpo. Debía volver con mis compañeras de habitación. Dormía pasado el mediodía. Al llegar a la playa nos contábamos nuestras aventuras. Creo que yo fui la mas divertida. Pero, tal vez no pueda continuar este amor fugaz. Solo fueron tres semanas. Vividas, disfrutada y mimada, como nunca. Me regalaste tu silencio cuando entre caricias y besos sabías que me marchaba a tierras lejanas. Espero no me hayas mentido. No se nada de tu vida. Pienso en la distancia que separará nuestros cuerpos. Enfrentar el temor a extrañarte. Me queda tu perfume, tu mirada, tu aliento. Con la sonrisa triste y los ojos llenos de lágrimas, callas y no dices nada. Te doy la espalda, no puedo mirarte, no quiero pensar en un adiós, quiero pensar en un hasta pronto.
Dos horas después de llegar a mi morada, suena el celular. Estoy dormida. Será mi padre, pienso. No, eras tú. Querías saber cómo había llegado. Y aquella sorpresa que aceleró el latido de mi corazón. Me prometías verme en una semana… trescientos kilómetros no es nada, me dices. Quiero traerte a vivir juntos cerca del mar. Me parece que estoy soñando, pero no, la felicidad me espera y está vez será para siempre. Colón hermosa ciudad, donde he tenido la suerte de nacer y crecer. Pero el aire puro del océano me llenó el alma. Mañana debo contarle a mis padres…
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