Don Hipólito era un abogado de prestigio, dirigía un despacho donde trabajaban diez empleados. Era un hombre muy educado y de pocas palabras, vestía de forma elegante y siempre se cubría su cabeza con un sombrero, quizá para protegerse del frío porque era calvo.

Todos los días al llegar al despacho dejaba el sombrero en el perchero y lo recogía cuando salía a la calle, no le podía faltar, le daba solemnidad.

Un día el chico de la fotocopiadora se apuesta con los compañeros de la oficina que le quitará la costumbre de usar sombrero. Todos aceptan la apuesta.

El chico llega a la oficina con dos sombreros iguales a los de Don Hipolito. Uno, una talla más grande y otro, una talla más pequeña. Se abren las apuestas.

Don Hipolito llega, como todos los días, puntual. Deja el sombrero en la percha, el chico sustituye el sombrero por el de la talla más pequeña. Don Hipólito sale a la hora de la comida, ha tenido una mañana muy intensa, cuando le ve salir, el chico le pregunta: Perdone, Don Hipólito, ¿le pasa algo?, él dice que no y le pregunta ¿por qué? Le noto la cabeza inflamada, él se la toca y dice que no se nota nada, se dirige a la percha y trata de ponerse el sombrero que no le entra, se va al cuarto de baño, se mira en el espejo, se la toca, se la mueve de un lado para otro, vuelve a la percha y trata de ponerse, otra vez, el sombrero, pero no le entra, el chico le insiste: es que está inflamada, recuéstese en el sofá con la cabeza baja, un poco, a ver si se le pasa. Preocupado acepta el consejo; mientras tanto el chico cambia el sombrero por el de la talla más grande, después de un rato se levanta y sale por la puerta, el chico grita: ¡ahí va! Ahora la tiene mucho más pequeña…Don Hipólito se dirige a la percha y coge su sombrero, cuál sería su sorpresa, el sombrero se le cala hasta los ojos, la verdad es que me duele un poco. Lacónico dice: llámeme un taxi, me voy a urgencias.

En urgencias escuchan atónitos el relato de cómo se le hincha y deshincha la cabeza, cuando se pone el sombrero. Le recetan, como no, un ansiolitico y desaconsejan el sombrero

por si es una alergia…

Don Hipólito no volvió a usar sombrero.

Madrid, 18 de mayo 2016

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