​ PROFESION: DETECTIVE DE LIBROS.

​ PROFESION: DETECTIVE DE LIBROS.

Me gusta mi trabajo. Tengo una oficina funcional y luminosa, muebles tipo escandinavo, sobrios y elegantes ( mentira podrida: son de Ikea).

una secretaria eficiente y metódica, nacida en Umea, un teléfono vintage, un Klimt original colgado en mi pared y mi cuenta corriente en Belize está lejos del apetito depredador del Fisco.

Mi profesión es indagar buscar y encontrar libros. Una vez localizados, el destino depende de las exigencias del cliente. Unos son censurados (mi último trabajo: intenten encontrar un ejemplar en voynichés de la novela “Biarritz”, de Leo Taxil), otros, por el contrario, son mercantilizados de diferentes formas, normalmente publicidad subliminal insertando los títulos en fotogramas durante los Telediarios.

Soy Diplomado por Psicohistoria en Cornell, y los postulados de Asimov los sigo al pie de la letra. Soy un Fulcanelli moderno, un cripto-modificador de tendencias, un sabueso especializado en la búsqueda de la Verdad –raramente- o de lo que me propongan. Todo depende .¿Buscar laVerdad? Al Apóstol San Juan le cortaron la cabeza por decir eso de » La Verdad os hará libres». Yo no suelo buscar la Verdad, yo busco divisas. La Santísima Trinidad: euro, yen, dollar.

Empiezo el día visualizando los teletipos y el noticiario grabado de la noche anterior o Rundschau de la ZDF, de la BBC y la CNN. Cada treinta segundos oigo el «cling, cling» característico del programa Blockchain, lo que implica que alguien, en algún lugar del planeta, está enviándome bitcoins a mi monedero virtual haciéndome un poco más rico. Монторо беспокоить.

Mis honorarios son extratosféricos desde que descubrí el manuscrito perdido de Heraklion escrito en cuatro idiomas, rúnico, jeroglífico, caldeo y griego clásico y que llevó a Evans a sus descubrimientos posteriores en Cnosos. Le llamaban «La Segunda Piedra Rosetta». Me joroba. Deberían dellamarlo » La Piedra de Bacigalupo», en mi honor. Nunca me gustó ser un secundón.O cuando encontré los diarios ocultos de Kubizek , los escondió en un hueco en la pared de su sótano, antes de que lo arrestara la Gestapo y de que lo encerraran en el Läger de Glasembach, donde describe los perfiles ocultos de… bueno, ya deberían saber de quien hablo.

Hmmm, acaba de entrar un teletipo. Empiezo a leerlo.

(Reuter , Информационное агентство России ТАСС, )

La metodológica investigación del sabueso de la Literatura Albert M. Bacigalupo ha llegado a su fin. En una emotiva conferencia de prensa el exégeta rapsoda presentó su último trabajo sobre la vida secreta de Philip . Dick, el malogrado autor norteamericano de Ciencia Ficción, con obras tan conocidas como ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? , sobre la cual se realizó la película Blade Runner”.


Me relajo y sigo leyendo el télex.

“El valioso descubrimiento de Bacigalupo trata sobre La Exégesis, y es una serie de diarios supuestamente elaborados por el escritor de ciencia ficción Philip K. Dick, documentando y explorando sus experiencias religiosas y visionarias. Según la tesis de Albert M. Bacigalupo, Philip comenzó los diarios tras sus experiencias visionarias en 1974. Estas visiones se iniciaron poco después de que Dick se viera afectado por la medicación para el dolor. Ese brote psicótico demoledor hizo que, en un instante, todo tuviera sentido para él”.

Suspendo las expectaciones de inminencia. Me cabreo. ¿Cómo que “supuestamente elaborados”?. Al Redactor le reduciré un 10 % de la mordida la próxima vez. Sobraba el “supuestamente”. Pido un copazo de Coñac Tres Torres por el interfono a Birgitta, y sigo leyendo:

“Según el trabajo detectivesco de Bacigalupo, Philip K. Dick experimentó más visiones, incluyendo una presentación alucinatoria de patrones abstractos y una rica información de un haz de luz rosa. Del mismo modo, percibiría que la realidad «cobraba vida» en lo que respecta a la ordenación de los eventos que sucedían en ella, sincronizándose en algunas de sus propias obras.

Philip K. Dick experimentó con drogas psicoactivas, aunque

siempre negó que hubieran influido en su obra. Alberto M. Bacigalupo describió la larga búsqueda del manuscrito de Los tres estigmas de Palmer Eldritch. “

Me relajo. La búsqueda no fue tan dificultosa, de facto, si sabes mover los hilos de la Deep Web con un VPN y el bronwser cebolla, está chupado. Pero dejemos que me cuelguen medallas. Para eso les pago. Prosigo con el télex.

Dejando a un lado el enfoque simplista y optimista del mundo frecuente en la «edad dorada» de la ciencia ficción, las obras de Philip K. Dick se caracterizan por una sensación de constante erosión de la realidad, explorando su naturaleza enigmática de forma sistemática y creando ambientes posmodernos y decadentes, oyendo voces de un filósofo lumbrera , Zapatero, dando elogios al viento. “La tierra no es de nadie, sólo pertenece al viento”. A menudo, los protagonistas descubren que sus seres queridos (o incluso ellos mismos) son sin saberlo robots, alienígenas, seres sobrenaturales, espías sometidos a lavados de cerebro, alucinaciones, o cualquier combinación de éstos; este rasgo de la obra dickiana refleja la obsesión del autor acerca de la frágil naturaleza de la realidad perceptible.

La conferencia, ante un público entregado, acabó con una ronda de preguntas y una selecta degustación de almejas de carril y caviar belluga (traído expresamente de Astrakán) . El evento estuvo amenizado por el Grupo de Coros y Danzas del Ejército Rojo, que hizo un bis de “Remeros del Volga”, ante la entusiástica euforia de una multitud rendida a la excepcional calidad de éste nuevo descubrimiento literario”.

Me gusta. Doy al Ok y la transferencia se realiza. Las doce de la mañana y todavía estoy sobrio. Intolerable.

-Birgitta, marchando otra de gamba roja de Denia y un vermú helado.

Saco un DVD, visualizo mi escena favorita.

Yo he visto cosas que vosotros no creeríais. Atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto Rayos-C brillar en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir».

Another day in the office.

Dedicado a mi tocayo: Juan Cristóbal Espinosa Hudtler.

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