Atardecía, y ella seguía sumida en su lectura, apuraba el último sorbo de su copa de vino. Con suma delicadeza apoyó el libro y la copa en la mesita auxiliar junto al sofá. De repente le apetecía darse un baño caliente y mimarse como hacía tiempo no lo hacía. Desde que había enviudado le había costado mucho asimilar la soledad. Había sido una vida dedicada a su esposo y a sus hijos. Y no porque nadie la forzase a ello; le gustaba cuidar. Ella siempre pensó que amar es cuidar, y lo hizo con todo el amor del mundo. Pero ahora en soledad, se dió cuenta de que en el camino había perdido su esencia. Ya no estaba segura de quién era sin todo ese quehacer para los demás. Lo que sí sabía es que comenzaba una nueva etapa de su vida. Una vida que no acababa ahí, no postrada y lamentándo su soledad.
Se desnudó y mirándose al espejo pensó que aún conservaba la belleza de antaño, quizá más gastada, pero igualmente sexy. Entonces decidió que era hora de empezar una nueva etapa y una vida nueva, sería un nuevo capítulo en el libro de su historia. Llenó la bañera y una nueva copa de vino. En su viejo tocadiscos sonaba su música favorita, hacía tiempo que no se sentía tan relajada, tan en calma..Por fin había concluido su duelo. En su mente ya tenía organizado lo que comenzaría siendo un viaje para ver el mundo. Comenzaría por Paris..
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